Batalla del alto de la alianza Tacna
La batalla del Alto de la Alianza, o batalla de Tacna, fue
una acción bélica que se desarrolló en Tacna el 26 de mayo de 1880, en el marco
de la Guerra del Pacífico, siendo una de las acciones militares más grandes de
la Campaña de Tacna y Arica.8
Se enfrentaron los ejércitos aliados de Bolivia y Perú,
ambos dirigidos por el general boliviano Narciso Campero, contra el Ejército de
Chile, comandado por el general Manuel Baquedano que, luego de casi una hora de
combate, resultó en victoria para la armada chilena. Como resultado de la
batalla, Bolivia se retiró militarmente de la guerra, la cual continuaría sólo
entre las fuerzas de Chile y Perú.
El lugar de la batalla fue la meseta del cerro Intiorko (en
quechua, 'Alto del Sol'). Antes de la batalla, ya se conocía a la ubicación del
campamento aliado con el nombre de Alto de la Alianza debido al Tratado de
Alianza Defensiva Perú–Bolivia. También se le conoce como Campo de la Alianza.
Aunque respecto de las cifras de las bajas (muertos y
heridos) correspondientes a esta acción de guerra no hay acuerdo entre los historiadores,
es fácil concluir que la batalla, como lo dice Francisco Machuca (Sub Teniente
chileno del Batallón Coquimbo, que participó en la Guerra del Pacífico) en su
obra “Las cuatro campañas de la Guerra del Pacífico”, fue una de las batallas
más sangrientas del siglo XIX chileno.
INICIO DE LA BATALLLA:
A las 7:30 de la mañana se divisan ambos bandos y empiezan a
desarrollar sus líneas.
Las tropas chilenas iniciaron sus actividades hacia las 8 de
la mañana, ya a las 9 am se inició el bombardeo de la artillería chilena, lo
cual no tuvo el efecto esperado por las condiciones del terreno, pero ocasionó
mucho humo que impedía la visibilidad. La artillería aliada respondió el ataque
durante una hora con la 2.ª. Batería al mando de Eduardo Águila y la sección de
a 12 al mando de Ricardo Ugarte. A las 10 am se empieza a movilizar las fuerzas
chilenas. Panizo ordenó aumentar las distancias entre las Baterías para que
entrara en acción la 1.ª. Batería y romper los fuegos, lo que se hizo hasta las
11am.
La División chilena del coronel Amengual marchó sobre el
final de la extrema izquierda de línea del ejército aliado, bajo la errada
información de que ese sector estaba abandonado por el enemigo y no había defensa.
El coronel Amengual dispuso sus fuerzas de la siguiente manera: el Valparaíso
en formación de guerrilla, en primera línea el Navales y el primer batallón del
Regimiento "Esmeralda", más tarde 7.º de Línea, y en segunda línea el
segundo del Esmeralda, (cada regimiento se dividía en dos batallones), el
Chillán y una compañía de pontoneros.
El coronel boliviano Eliodoro Camacho notó que el ataque
principal era para desbordar la izquierda, por lo que envía a esa posición sus
reservas: los batallones bolivianos Viedma, Tarija y Sucre y tras estos, los
batallones peruanos Huáscar y Victoria, todos formando el llamado
"martillo". Camacho también ordenó que toda la artillería del coronel
Arnaldo Panizo se colocara en una altura a retaguardia de las fuerzas bolivianas.
Al mismo tiempo, Camacho solicitó refuerzos a Narciso Campero, que ordenó que
los batallones bolivianos Alianza o Colorados y Aroma pasaran de la reserva
derecha a la izquierda, al mismo tiempo que los batallones peruanos Ayacucho y
Arequipa se pusieron a la izquierda del Zepita.
El contacto fue alrededor de las 11 am, siendo sorprendidas
las tropas de Amengual por las aliadas que sí se encontraban ocupando sus
defensas. A partir de ese momento, los batallones bolivanos retrocedieron en la
izquierda y fueron seguidos por el batallón peruano Victoria, el más numeroso
del ejército aliado. El anciano coronel peruano Jacinto Mendoza, jefe de la IV
División peruana, fue muerto por una bala enemiga mientras reorganizaba sus
fuerzas16 El batallón peruano Huáscar reforzó la línea que ocupaban los
batallones bolivianos, repeliendo el ataque chileno. La caballería peruana se
movilizó a la izquierda.
DESARROLLO DE LA BATALLA:
Cuando los batallones bolivianos Colorados y Aroma llegaron
al ala izquierda, Campero ordenó que hicieran fuego sobre las fuerzas aliadas
que huían, a fin de hacerles dar media vuelta. Pronto se ubicaron en la línea
de batalla y resistieron a las fuerzas chilenas de Amengual. En el centro, el
coronel Castro Pinto recibió el refuerzo de 2 Krupp bolivianos que fueron
colocados sobre la izquierda de su línea y de los batallones peruanos Provisional
de Lima y Cazadores del Rímac que eran la reserva del ala derecha.
Las divisiones chilenas llegaron a unos 80 metros de las
trincheras aliadas ya sin municiones, que había sido repartidas en cantidad
insuficiente. Las tropas de Amengual y de Barceló se mezclaron y comenzaron a
retroceder. Fue en ese momento, que el coronel Camacho ordena un contraataque
de conjunto con las divisiones peruanas de Cáceres y Suárez y toda la
infantería de Castro Pinto, que combatían a las fuerzas de Barceló.
Es el momento más crítico de la batalla y debía inclinarse
por el bando aliado: las fuerzas chilenas, sin municiones y a campo
descubierto, soportan el fuego nutrido del enemigo y, luego, la carga de masas
de infantería veteranas que se sienten vencedoras. La lucha cuerpo a cuerpo es
brutal y heroica por ambos bandos, pero las mayores bajas las llevan los
chilenos: sólo en el Atacama se pierde al Teniente Rafael Torreblanca -quien
clavara la bandera en Pisagua- y el propio Comandante Martínez ve morir a sus dos
hijos a metros de él.
Los batallones bolivanos Colorados y Aroma se lanzaron sobre
la izquierda. El Colorados llegó a tomar 2 Krupp de calibre mayor, 3 de menor,
una ametralladora, varios rifles, 3 banderolas y muchos prisioneros.
El batallón boliviano Padilla tomó muchos prisioneros y a
medida que avanzaba, junto con el peruano Arica y los bolivianos Chorolque y
Grau, tomaban armas de los caídos chilenos porque sus rifles se inutilizaban.
El comandante del Esmeralda, el teniente coronel chileno Adolfo
Holley, pidió que cargase la caballería chilena y obtiene pronta respuesta de
Lagos, quien ordena la carga y que un destacamento de caballería transporte y
distribuya municiones a la infantería que retrocede ante el avance enemigo.
El
regimiento Granaderos a Caballo atacó sobre la izquierda, pero fue recibido por
los batallones
bolivianos en formación de "cuadros". No hay grandes
resultados en términos de bajas, pero el objetivo básico se logra: al formar en
cuadro, la infantería aliada se detiene, separándose de la chilena y dándole
tiempo a recuperarse y reaprovisionarse de municiones. Las tropas del Esmeralda
-el más numeroso de esa División- se rehizo en las ondulaciones del terreno,
aunque la confusión hizo que jinetes chilenos sablearan a su propia tropa para
separarla del adversario.
Panizo ordenó a la 1.ª y 2.ª Batería cargaran su material
desfilando por la izquierda para ocupar una lomada ya que el lugar donde estaba
le hacía imposible hacer fuego porque las tropas aliadas estaban confundidas
con las chilenas.
En el tránsito de la orden la 2.ª batería, que ya sufría el
embate de nutrido fuego, perdió la mitad de su personal muriendo 6 mulas
conductoras cuyas cargas quedaron en el campo. Una vez dominada la altura por
la artillería fue imposible hacer fuego porque en esos instantes las tropas
peruanas estaban confundidas con las del enemigo. La 1.ª. Batería pasó similar
situación matando a la mayoría de su personal y animales de carga. La sesión de
a 12" no pudo ser movido del lugar
por ser muy pesadas y lograron efectuar 6 disparos hasta ser
acribillados todo el personal de tropa.
Entonces el general Baquedano ordena que la III División, al
mando del coronel José Domingo Amunátegui, refuerce a las divisiones chilenas
en retroceso. Amunátegui ordena que el regimiento Artillería de Marina vaya
sobre la izquierda y los batallones Chacabuco y Coquimbo sobre el centro.
Detrás de estos marchaba la División Gran Reserva del coronel Francisco
Muñoz-Bezanilla, conformada por los tres Regimientos de Línea (1.º, 3.º y 4.º),
que en el plan original de Baquedano debían dar "el golpe de gracia"
y no llegaron a entrar en combate.
FIN DE LA BATALLA:
Los chilenos, reforzados por nuevas tropas y municiones,
emprenden un nuevo ataque.
La IV División del coronel Orozimbo Barbosa, emprende un
ataque a la derecha aliada, con el batallón Zapadores a la izquierda, el
regimiento Lautaro al centro y el batallón Cazadores del Desierto a la
izquierda. Montero moviliza a la línea su única reserva que le quedaba, la
División Del Solar. La División peruana de Dávila sale a enfrentarse a las
fuerzas chilenas, pero la superioridad numérica y la falta de refuerzos lo hace
retroceder. La batería chilena de Fontecilla se desplazó para atacar a los
aliados, media batería atacaba a las fuerzas y la otra mitad, a la batería
Krupp boliviana. la batería de Fontecilla llegó a estar a 400 m del reducto
derecho aliado. El regimiento Lautaro peleó tendido a tierra y por eso tuvo
pocas bajas.
En la izquierda, el avance chileno es arrollador. Los batallones
bolivianos Colorados y Aroma retroceden ante la superioridad numérica y de
potencia de fuego de los chilenos. El batallón peruano Huáscar resiste el
ataque de la artillería e infantería chilena y muere su jefe, el coronel
Belisario Barriga. El regimiento chileno Artillería de Marina llega a las
trincheras aliadas y encuentra abandonados 2 cañones de campaña y junto con el
Esmeralda y el Chillán, toman 2 cañones y 2 ametralladoras que arrastraban los
peruanos.
La artillería de Panizo hicieron grandes esfuerzos por recuperar
el material de artillería y al no poder hacerlo con la 1.ª., lograron rescatar
3 piezas de la 2.ª. Batería ( 2 cañones, una ametralladora y el parque
correspondiente). Inmediatamente ordenó alrededor de las 3 pm se replegaran con
el personal que quedaba de artillería hacia el Alto de Lima.
El coronel Eliodoro Camacho estaba avanzando con las Divisiones
peruanas de Cáceres y Suárez, pero pronto muere a su lado el teniente coronel
peruano Julio MacLean, jefe del batallón Arica. En ese momento también murieron
los coroneles peruanos Carlos Llosa y Sebastián Luna, jefes de los batallones
Zepita y Cazadores del Misti respectivamente. El coronel Belisario Suárez, jefe
de la III División peruana, es herido en una pierna. El coronel peruano Andrés
Avelino Cáceres pierde dos de sus caballos y tuvo que usar el del fallecido
coronel Llosa.
Camacho cae herido y este incidente causa el desánimo de las
tropas. Como antes había sido herido el general Acosta, que también estaba en
el ala izquierda, Camacho es reemplazado por el coronel Ramón Gonzáles.
A las dos y media de la tarde caían los últimos reductos
aliados, cuyas unidades comenzaron la retirada. Los soldados chilenos al ver la
cantidad de compañeros muertos hundían sus fusiles hasta el guardamonte en los
cuerpos de los soldados aliados aventándolos después por los aires.Varios
batallones, como los Colorados de Bolivia y el Zepita del Perú defendieron sus
posiciones hasta caer el último hombre antes que rendirse.
Se pronunció una dispersión general en la izquierda aliada y el
general Campero toma un estandarte peruano y procura reunir a los dispersos,
pero luego le encarga el estandarte y esa misión a su edecán, el coronel
Exequiel de la Peña.
La caballería aliada intenta reunir a los dispersos. También
muere el general Juan José Pérez, Jefe del Estado Mayor del Ejército Aliado. El
coronel Gregorio Albarracín con su escuadrón Flanqueadores de Tacna protege la
retirada de los batallones bolivianos de la izquierda.
En el centro, el batallón chileno Chacabuco apoya a los restos
del 2.º de línea y parte del Santiago. El Coquimbo apoya a parte del Santiago y
al Atacama y toman 2 cañones y 2 ametralladoras bolivianas. Para ese momento,
la izquierda aliada ya había sido arrollada y la infantería y artillería
chilena forman un semi-círculo en la izquierda y centro aliados. En el centro
les hicieron frente la VI División al mando del coronel César Canevaro y en
esas circunstancias muere el coronel Víctor Fajardo, jefe del Cazadores del
Rímac.
En la derecha, el Zapadores ataca el reducto aliado que cierra
la línea, que es atacado también por la retaguardia por el Atacama y parte del
Santiago, tomando todos juntos el reducto con 4 cañones Krupp y una
ametralladora.
Campero se dirige a Pachía con los restos del ejército aliado.
Montero en segundo término lo sigue reuniendo a los dispersos. Cáceres reúne a
los últimos dispersos alrededor de la bandera peruana y se dirige a Pachía.
El escuadrón Carabineros de Yungay n.º 1, al mando del teniente
coronel Bulnes, inicia la persecución a los aliados y toma 180 prisioneros.
Las tropas de la IV División, luego de tomar el campamento
aliado en la derecha continúan hasta las lomas del valle junto con el
regimiento 4.º de línea de la División de Reserva.
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